PSICOLOGÍA EN LA ESCALADA           

                                                                                                                                                     

     

CREACIÓN DE UNA IMAGEN POSITIVA DE SÍ MISMO

La imagen que tengas de ti mismo puede ejercer un notable impacto sobre tu escalada. El gran profesor de movimiento Moshe Feldenkrais hacía hincapié en que la imagen de uno mismo ayuda a determinar cada acción. Por imagen de sí mismo él entendía el patrimonio cultural, la composición genética, el estilo y tipo de educación formal y cantidad de conocimientos adquiridos de una manera autodidacta. El proceso de convertirse en un mejor escalador, de entregarse a un programa de entrenamiento y a una serie de objetivos, es una forma de autoeducación que forzará a tu imagen de ti mismo a cambiar a mejor.

Tomar la decisión de convertirse en un mejor escalador es emocionante y motivador, pero también implica asumir un riesgo. Te estás lanzando a lo desconocido, y el cambio puede dar miedo. Aprender a verte como el escalador en el que te estás convirtiendo, en vez del escalador que eres, no es siempre fácil.

Escucha el modo en que los escaladores charlan sobre su escalada. Notarás una gran cantidad de negatividad, juicios y desprecios. Si haces esto tú mismo, escribe primero una lista de todas las frases negativas que usas para referirte a ti mismo, a otras personas o sobre escalada. Después encuentra un reemplazo positivo para cada aseveración negativa. Si te descubres diciendo: “No puedo”, reemplázalo por “Lo haré”, “Puedo hacerlo” o “Puedo aprender a hacerlo”. La idea es liberar la carga del juicio negativo, dándote así la oportunidad y autoridad para lograr el éxito. Usa los reemplazos positivos siempre que veas que estás empezando a decir algo negativo.

Todos tenemos momentos de duda en escalada, como, por ejemplo, cuando nos empopeyamos, cuando estamos inseguros de una secuencia, o cuando tenemos miedo de una posible mala caída, un paso expuesto, una chapa muy difícil o una colocación de material peliaguda. La aparición de la duda viene acompañada de vacilaciones mientras decidimos si seguir escalando o no. Esta vacilación provoca niveles inferiores de rendimiento. Puede ser peligrosa y a menudo se acompaña de autodiscurso negativo. En estas situaciones necesitas un punto focal para mantenerte positivo y avanzar. Si te dices lo correcto en situaciones comprometidas, es más probable que tengas éxito.

Los buenos activadores son personales y cortos. Activadores personales generales comunes son “adelante” o “no te detengas”, pero hay que esforzarse en encontrar algo más personal. Un escalador joven encontró inspiración en una letra de rap y se la repetía al lanzarse a pasos difíciles,

La clave para usar activadores es la consciencia. Tienes que saber cuando tu confianza empieza a desvanecerse o cuando empiezas a dudar, e inmediatamente contrarrestar estos pensamientos negativos con algo corto, sucinto, expresivo y motivador. En esos pasos claves, cuando estés empopeyado, en un largo extenso y muy expuesto, saca a relucir tu activador y repítelo.

 MIEDO…

Para muchas personas, el miedo forma parte de la escalada. Por su efecto tan negativo en el rendimiento, es esencial que todo escalador lo venza. En el fondo, el miedo en escalada suele basarse en las posibles consecuencias de una caída, y este miedo a caer puede exacerbarse por características de la vía. Por ejemplo, si crees que se te dan mal los cantos romos, es más probable que te den miedo las vías que requieran su empleo.

El método práctico para afrontar el miedo a caer se denomina desestabilización. En este proceso, te adaptas al estímulo que te atemoriza aumentando gradualmente su severidad. A medida que te familiarizas y te vas sintiendo cómodo con un nivel dado de estímulo, aumentas ese estímulo ligeramente. Por ejemplo, a las personas con miedo a volar, a menudo se les hace realizar una serie de pequeños pasos que se van incrementando para vencer por completo su fobia. Pueden empezar sentándose simplemente en el aeropuerto, acostumbrándose al bullicio, los monitores de salidas y llegadas, los puestos de facturación… y volviendo luego a casa. En la próxima visita puede que pasen el control de seguridad y se acerquen hasta la puerta antes de irse a casa. En la próxima visita tal vez entren en el avión y se sienten en un asiento. El sujeto no avanza a la etapa siguiente hasta sentirse cómodo en el nivel actual. Todos estos pasos están pensados para convertir gradualmente la incertidumbre en familiaridad, con la meta final de acostumbrarse a volar.

 

DESENSIBILIZACIÓN FRENTE A TU MIEDO A CAER…

Primero tienes que encontrar el nivel al cual no tienes miedo. Por ejemplo, si tienes miedo de los cantos romos, tal vez descubras que te sientes cómodo usando estas presas en travesías fáciles, en polea, cuando los apoyos son grandes o donde la inclinación de la pared no sea tan acusada. Una vez que encuentras tu zona cómoda empieza el proceso practicando a ese nivel. Superar el miedo inicial a tipos de presas específicos puede llevarte diversas sesiones de práctica pero se hace bastante fácil si se hace a modo de juegos. Experimenta con todos los distintos modos de usar cada presa, las sutilezas de cómo colocas los dedos, como puedes usar el pulgar, el modo en que el ángulo de tu muñeca y la colocación del cuerpo afectan a la sensación que la presa te produce. Habrá que ir en siguientes sesiones incrementando gradualmente la dificultad. Continúa así hasta estar cómodo dando de primero vías extraplomadas que requieran el empleo de cantos romos.

El miedo a caer se relaciona típicamente con escalar de primero. Debes afrontar el miedo a caer esencialmente de la misma manera que el miedo a volar. Empieza consiguiendo sentirte completamente cómodo en polea en todas las inclinaciones de pared y tipos de presa. No dejes de familiarizarte también con todos los tipos de caídas en polea, incluyendo oscilaciones que te aparten de la pared en paredes extraplomadas y caer de lado cuando la vía es tortuosa.

Una vez que puedas afrontar de verdad cualquier situación en polea con total comodidad, estarás preparado para afrontar tu miedo a ir de primero. Empieza haciéndolo de prueba arrastrando una cuerda mientras te siguen asegurando en polea. Llega a sentirte como cuando haciendo todos los chapados y controlando la cuerda que cuelga de ti. Después empieza a dar de primero escaladas fáciles. A medida que adquieras confianza escalando de primero, incrementa progresivamente el grado.

Cuando estés a dos o tres grados de tu máximo empieza a hacer práctica de caídas de primero, asegurándote que la vía que elijas para ello sea un poco desplomada y libre de repisas y otros salientes. Deberás ir practicando las caídas desde menos cuerda a más cuerda así se podrá alcanzar ese nivel deseado de familiaridad. Procede lentamente, adquiriendo confianza en cada fase, si intentas hacer demasiado, solo terminarás reforzando tus miedos.

 

Miedo al éxito y al fracaso…

Incluso escaladores ambiciosos que ya escalan a un nivel bastante alto puede que tengan que luchar contra estos miedos. Este tipo de desafío se resuelve mejor en un entorno que te apoye, con un profesional de la salud mental y un buen entrenador que pueda mantenerte bien encaminado ayudándote a reducir el comportamiento de autosabotaje. Nuestra meta en este sentido es proporcionar asistencia para reconocer algunos de los síntomas y consecuencias de estos problemas.

El miedo al éxito parece una contradicción: ¿quién podría temer el éxito? Pero algunas personas lo temen, y este miedo es expresión de sentimientos negativos sobre sí mismos muy arraigados. Tales sentimientos tienen diversos orígenes potenciales que hunden sus raíces en traumas emocionales. A las personas que temen el éxito lo típico es que les asuste elevar sus estándares de rendimiento. A veces son muy críticos consigo mismos y pueden creer que no merecen el éxito. Tales personas puede que aparezcan externamente llenos de confianza en sí mismas o arrogantes, actitudes que les sirven como defensa contra su sentido interno de la falta de valía.

El miedo al fracaso implica un miedo a la desaprobación; su causa subyacente suele ser el miedo a perder el afecto o estatus social. Los escaladores que temen el fracaso puede que hayan sentido mucha presión para tener éxito en un momento anterior de su vida. Igual que al miedo al éxito, el miedo al fracaso también impide a los escaladores salir de su zona de comodidad, ralentizando así los progresos. El miedo al fracaso se manifiesta echando la culpa a quien asegura, a otros escaladores, a la escalada y a cualquier cosa que se les ocurra. Las personas con miedo al fracaso puede que tengan miedo a inflar el grado. Exagerar los grados es una forma de reclamar mayor éxito sin arriesgarse al fracaso potencial asociado con meterse en una vía que supera su zona de comodidad.

Los miedos también se expresan en el modo de hablar de los escaladores. El uso de expresiones negativas puede ser una sincera muestra de frustración, pero con mayor frecuencia es una forma de juzgar o echar la culpa por un pobre rendimiento, recursos, amos, que no ocupan un lugar legítimo en tu escalada. La meta como escalador debe ser analizar los elementos presentes en cada actuación, desde cómo ejecutas los movimientos hasta tu nivel de forma, pasando por el estado emocional y otros factores. En resumen, el análisis es necesario y productivo, pero los juicios y la culpa no sirven para nada útil.

Así mismo la visualización es un tema a tratar bastante importante. Visualizar es practicar mentalmente, en perfecto detalle, una actuación exitosa antes de intentarla. Aprende a entrar en un estado de relajación y a sentirte subiendo impecablemente por la vía que te hayas propuesto. Esta práctica mental te ayudara a aprenderte la vía más rápidamente y crear una imagen positiva para tu subconsciente. La visualización ayuda en el proceso de aprendizaje. Tratar de visualizar una vía mientras estas aprendiéndola revelará enseguida qué secuencias y detalles te sabes y cuáles no. Te proporciona un modo inmediato de evaluar tus conocimientos pragmáticos sobre una vía, haciendo que sea más fácil establecer objetivos para el siguiente esfuerzo de aprendizaje, y refuerza el aprendizaje que ya has hecho.

Visualizar una vía o problema de búlder significa crear una imagen mental completa de toda la actuación antes de intentar encadenarlo. La visualización puede ayudar a hacer más precisos los movimientos, controlar la fuerza y aumentar el placer de escalar.

 

 

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